dissabte, 28 de febrer del 2015

Gris

El tiempo avanza lentamente, con parsimonia, casi puedo hasta tocarlo. Es como la humedad, se me adhiere al cuerpo y me deja pegajoso, sumiéndome en el tedio. Incluso las noches se hacen largas, me paso horas y horas en un estado de duermevela, despertándome por cada ruido que oigo, incluso por mi propia respiración. Ojala soñara, pero ni siquiera las pesadillas parecen quererme. La indiferencia me corroe, no me importa nadie ni nada. La felicidad me ha abandonado, pero tampoco estoy triste, ese es el problema. He dejado de tener pensamientos positivos y negativos, ya no me emociona nada. Antes los atardeceres me hacían sonreír, salir al monte me hacía sentirme libre, ahora ni eso, solo indiferencia. Me he vuelto esclavo de mi propia vida, la libertad es mi amo, y es un amo cruel. Y lo más irónico de todo es que esto lo creo el más potente de los sentimientos, el amor. Me enamore, pero no dije nada, nunca fui valiente. Siempre estaba cerca de mí, y yo siempre quería darle un beso, pero nunca pude, el miedo me paralizaba. El miedo al rechazo, el miedo a lo que pensaran, el miedo a que nunca volviera a mirarme igual. Antes me equivoque, el amor no es el más potente de los sentimientos, porque en mi caso, el miedo gano al amor. Ese miedo me desgarro el alma, haciéndola jirones, me consumió hasta los huesos y me convirtió en lo que soy ahora, un reflejo en el agua de mí mismo, deformado hasta lo imposible por las ondas. Y las cosas podrían acabar ahí, pero no, las desgracias nunca vienen solas, y cuando vienen es para quedarse. La persona que más me importaba, no mi familia, porque la familia es un lastre impuesta por el destino, no, no me refiero a un familiar. La persona que más me importaba era una amiga, y nuestra amistad desapareció. Me miraba con desprecio mezclado con inferioridad. Me contestaba con monosílabos, y cuando miraba sus ojos, estaban vacíos, negros. Se había vuelto fría como el hielo conmigo, tan fría que me queme. Nunca le pregunte que le pasaba, por temor a su respuesta. Otra vez el miedo… Ahí fue cuando algo en mi interior falló, mi corazón podía recuperarse de un balazo, pero no de dos a la vez. Creo recordar que luego intento arreglarlo conmigo, pero ya era tarde, yo ya era un tullido sentimental, había perdido los buenos sentimientos, y los malos se estaban diluyendo en mi desquiciada mente. Supongo que las cosas me superaron, no sé, no note el cambio, me tumbe triste y me levante normal, demasiado normal, radicalmente normal. Básicamente perdí el interés por todo esa noche, curiosamente fue la última noche que soñé, fue algo bonito, demasiado precioso para recordarlo. Así son los sueños, te muestran el mundo maravilloso y horrible de tu interior, para más tarde arrebatártelo de tu memoria, los sueño también son crueles. Y así estoy, vagando por un mundo donde todo me es igual, he llegado hasta el punto de que podría morirme y no importarme. Recorro la existencia sin ver pero viéndola al mimo tiempo, ni bien ni mal, ni feliz ni triste, ni blanco ni negro, solamente gris.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada