dissabte, 15 d’abril del 2017

Almas de chatarra. Alana IV.

                Alana salta en el último segundo. En tan solo un instante, la mujer de rasgos asiáticos y ojos verde como el jade que estaba besando explota en una masa sanguinolenta de huesos y sesos. Mientras está en el aire, Alana despliega a Falç rasgándose la piel y haciendo que la hoja se expanda, roja e inestable. En el momento que sus pies tocan el suelo salta y se aleja, no le hace falta ver al asesino para saber que es el Dip. Su cuerpo es horrible, le faltan una pierna y un ojo, pero no se sabe si el derecho o el izquierdo, ya que van cambiando rápidamente en una ilusión paranoica y eterna. Tiene el cuerpo de color gris metálico y está cubierto por pieles de lobos blanco. Cuando ríe su voz suena como un triturador de basura destrozando metales.
-          Imao tenía razón, pequeñita, has perdido la habilidad para localizarnos – dice mientras que de su mano sangrienta empiezan a surgir trozos de cuchillas oxidadas, sacacorchos, serruchos y otras cosas por el estilo. En resumen, tiene la capacidad de asimilar y almacenar cualquier cosa hecha de metal.
Alana gruñe. Habían descubierto su punto débil. Aunque se regenerará, si su cerebro salía herido perdía recuerdos o capacidades mentales. Aquel día en Dubái, cuando uno de esos cuadros diabólicos le había perforado parte del cerebro había dejado de ser capaz de encontrar al resto de sus hermanos. Desde esa azotea de Singapur, Alana se da cuenta de lo desprotegida que esta.
-          ¿Imao? Creía que os odiabais a muerte.
Dip salta a toda velocidad sobre ella. Alana se mantiene quieta un segundo dejando que el aire le acaricie el pelo multicolor y entonces salta para esquivar. Falç gira en el aire formando una estala rojiza y se estampa contra la piel del Dip sin hacerle ni siquiera un rasguño.
-          Si, pero más te odiamos a ti.
De su piel gris como el cielo de tormenta empiezan a surgir cuchillos y flechas que se clavan en la piel de Alana, que solo es capaz de detener los que se dirigen a su cabeza. Mientras se aleja de su hermano su cuerpo empieza a regenerarse.
-          Creía que estabas en Cataluña, querido hermano, asustando y manteniendo viva una leyenda pasada.
El Dip se levanta y comienza a reabsorber todo el metal que había expulsado de su cuerpo. El único ojo sano que tiene brilla con un fulgor anaranjado y blanquecino, como una forja radioactiva.
-          Y así era, pero no podíamos permitir que tú, perra de Pandora, nos mataras uno a uno. Por eso, los que quedamos hemos decidido pasar a la acción, o por los menos Imao, Nudus y yo. No vas a salir viva de aquí, por lo menos tu personalidad.
Alana intenta recordar. Su madre le había dicho los puntos débiles de algunos de sus hermanos, pero los había olvidado.
-          ¿Alguna vez te han atropellado? – Dip se abre las pieles que le cubren el pecho y una luz emerge de entre sus pectorales.
No, no es una luz, es un foco. El foco de un metro. El convoy sale despedido del pecho del Dip a toda velocidad y sale despedido hacia Alana. Ella salta y lo esquiva por los pelos, no obstante, la corriente creada por los vagones la empuja hacia atrás. Los delantero se estrellan contra el edificio de enfrente, mientras que los traseros se precipitan al suelo a toda velocidad, liberados ya de su furia desbocada. Los gritos de los singapurenses del suelo suenan aterradores, como un réquiem urbano.
Alana tiene un pie fuera pero decide saltar cuando ve como su hermano se le echa encima con las manos llenas de cuchillas, algunas de ellas le arañan y le perforan el estómago. Alana gruñe pero utiliza a Falç para alejarse de su hermano. Cae a toda velocidad y siente como el asfalto caliente se acerca cada vez más a su espalda. Su hermano cae a unos metros por encima de ella, seguro de que su piel indestructible lo protegerá. Entonces Alana recuerda y decide prepararse para el impacto y concentrase para que su contrataque solo sea de un golpe.
Aunque se le hace eterna la caída y siente como el viento desgarrador va a reventarle los tímpanos el suelo la acoge en sus insensibles brazos sin rechistar y rápidamente. Alana explota como una calabaza de carne, rodeada por el desastre y el infierno improvisado que el metro demente de su hermano ha causado. Entonces Alana se regenera rápidamente, solo lo necesario, un poco de hueso y un poco de músculo para regenerar su torso, su cabeza y su brazo derecho, apuntando hacia el cielo con Falç en la mano, creciendo bestialmente por la cantidad de sangre que tiene para formarse. Lo último que ve el Dip es un ojo de Alana inyectado en sangre y la punta de la espada entrando por su ojo. El impacto del cuerpo metálico de su hermano hace que el recién regenerando brazo de Alana se astille y se rompa. Todo ha durado solo unos segundos infinitos.
El cuerpo empalado de su hermano empieza a soltar cosas metálicas de todos los tamaños como una piñata. Alana está en la mierda, regenerándose lentamente. Ha vuelto a perder  muchos recuerdos por el impacto pero, por un instante, su habilidad ha vuelto y ya sabe su próxima parada: Pompeya.

¿Quién dará cariño a Alana?


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