dimecres, 18 de desembre del 2013

Cosas de la noche

Me levanto, estoy exhausto y el puto despertador ha sonada a las cuatro de la mañana. Salgo de mi habitación, el suelo está muy frío y los pies me piden a gritos que les cubra con algo, pero no tenga nada para protegerlos, las zapatillas se las comió el perro y no me gusta llevar calcetines. Entró en mi combinación de salón y comedor (en realidad mi pisito cuenta de una habitación, un baño y otra sala, que es en la que estoy ahora mismo), paso entre el raído sofá y la vieja televisión, que ahora mismo está inservible, el apagón analógico. No veo a Rapaz, mi perro, debe estar durmiendo en algún sitio del pisito, es un mini bulldog, tiene muchos sitios donde esconderse. Cojo un vaso y lo pongo debajo del grifo, no sale agua, maldita sea, debe haberse estropeado otra vez alguna cañería, esta mierda de piso no vale ni la miseria de alquiler por la que pago. Con mis padres muertos, sin familia ni trabajo y pagándole una pensión a la zorra de mi ex mujer para mantener a un hijo que ni siquiera es mío y al hijo puta del gorrón que se ha echado de novio, es lo único que me puedo permitir. Vuelvo a mi habitación, esquivo de milagro una cagarruta, algún día matare a ese chucho. Paso otra vez entre el sofá y la tele para llegar a mi cama i intentar dormir, pero encuentro un obstáculo, hay una gran pierna que impide que siga mi camino. En mi sofá hay sentado un hombre, o puede que una mujer, dentro de un gran esmoquin. Tiene una melena larga y negra como el carbón, tiene unas gigantescas pestañas, que en este momento forman una fina línea, ya que tiene los ojos cerrados. Mierda, es una mujer. Maldigo mi manía de dormir completamente desnudo mientras me tapo la entrepierna. - ¿Quién es usted?- digo en un susurro, pero que resuena en esa inmensa y silenciosa penumbra. La tía ni se inmuta, por no hacer nada, ni siquiera parece respirar. Me indigno y empiezo a dirigirme hacia ella cuando observo que tiene un gran saco de pelo blanco en el regazo, tiene dos hilillos de algún líquido que salen de su cuello… - ¿Rapaz?- le arrebato el cadáver de mi perro, ella no me detiene. No me importa mi desnudez, acaricio al pobre Rapaz y me arrepiento de haber deseado su muerte. - Bonita verga - dice la mujer, con voz de terciopelo – si te la depilaras ya seria perfecta. No me doy cuenta hasta que la mujer habla de que me he empalmado. Dejo a Rapaz lentamente en el suelo. Y me vuelvo a tapar, pero esta vez me cuesta un poco más, estoy rojo de vergüenza, suerte que en la oscuridad no se me nota. Ahora tiene los ojos abiertos, son rojos como la sangre, y me observan con diversión y curiosidad. - ¡Váyase o llamo a la policía! – le exijo. Ella se ríe y eso me pone cachondo, maldita sea, incluso en la oscuridad es muy guapa y esta buena. - No sé si te has dado cuenta de que no estás en condición de exigir nada – me dice ella. - ¿Por qué no? Está es mi casa- pero igualmente doy un paso atrás. En el momento en el que me muevo ella salta a tal velocidad sobre mí que no tengo tiempo de esquivarla, me sujeta las manos mientras caigo de espaldas y me doy con la cabeza con el frio suelo. Ella está sobre mí, sujetándome con tal fuerza que me está cortando la circulación. Restriega su culo en mi erecto miembro, me pongo muy caliente. - ¿Quieres follar o qué?- digo sin pensar. No tengo miedo, ¿Debería? Al contrario, me siento muy seguro. Ella ríe aún más fuerte. -Quiero comer. En ese momento me da un mordisco en mis curtidos pectorales y noto como succiona. ¿Ella es una puta vampiresa? El dolor es horrible y grito como nunca, mientras mi visión se vuelve borrosa. - Ahora eres mío – dice cuando deja de chupar, ahora el dolor es aún peor, y por todo el cuerpo- luego si quieres follamos.

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