dimarts, 24 de desembre del 2013

Cuidado con lo que deseas

- Sonia escúchame por favor – le suplico desde el umbral de su casa – te digo que yo no hice nada. Ella me mira con una mezcla de odio, tristeza y pena. Lo veo en sus ojos, no me ha creído. - Por Dios, Javier, no te creo. No me mientas más – dice ella muy firme. Yo suspiro con desesperación. - Pero es que no miento, ella se me tiró encima te lo juro. Ella me besó, yo no quería. Por favor, tú lo viste con tus ojos – le repito la misma historia. Ella niega con la cabeza. - Si, lo vi, vi como te besabas con esa puta de barrio bajo – está llorando, a mi favor se tiene que añadir que ella es muy exagerada – Ojalá no te hubiera conocido, ojalá te mueras. Me cierra la puerta en las narices. No lo vuelvo a intentar, tengo mi dignidad y si ella no cree que su mejor amiga me haya besado a traición, es trabajo suyo. Lo que más rabia me da, es que aunque la haya insultado hace un momento, con ella no se ha enfadado, al contrario, el malo he sido yo. Ignorándolo todo me subo a la moto y me voy a mi casa. Salgo de ese pueblucho de la mala muerte donde estoy encerrado hasta que empiece la Universidad (todavía estoy en primero de bachiller). Lo odio, ha este pueblo de 1895 habitantes justos y a los propios habitantes también, menuda panda de tarados son todos, menos Sonia, o eso pensaba yo. Voy a 80 por la carretera que tanto miedo le da a mi madre, es razonable, a un lado, una pared llena de guijarros afilados y al otro lado una pendiente increíblemente empinada que termina en una garganta profunda donde sería difícil encontrar a alguien si cayera, y para rematar, la recta más larga mide 50 metros si llega, son todo curvas. Por culpa de esta maldita carretera, casi no me saco el carné de moto, mi madre no quería, pero al final gracias a mis insuperables notas y a que sería un coñazo ir todos los días hacia el pueblo para traerme, mi madre me dejo sacármelo. Mi madre y yo vivimos en una gran casa a lejos del pueblo, mi padre murió al salirse por esta mismita carretera. Estoy todo el camino pensando en Sonia, joder, yo la quiero y nuestra ruptura ha sido por culpa de la guarra de su amiga y sus mentiras. Estoy pensando en degollarla cuando la rueda delantera de mi moto choca con la barrera que esta para evitar accidentes. En un momento estoy encima de la moto, en el siguiente esta se está inclinando, en otro estoy en el aire y en este mismo momento estoy tocando el duro suelo salpicado de grava y piedras puntiagudas. El primero en impactar es mi hombro derecho, en el impacto noto alguna de mis costillas romperse. Sigo cayendo y clavándome rocas, una me ha hecho un buen tajo en el brazo izquierdo, noto la sangre tibia fluir. Atravieso un arbusto que me araña todo el cuerpo, una de esas ramas de me meto muy hondo en uno de mis ojos, no se cual. Me estrello en el final de la pendiente, sé que voy a morir. Evalúo mis daños: tengo ambas piernas rotas y giradas en ángulos imposibles, un profundo corte en el brazo izquierdo, el derecho dislocado y creo que he perdido el ojo derecho, aparte de pequeños corte y las costillas rotas. Grito tan fuerte como puedo, pero la única respuesta es mi propia voz rebotada en las paredes. Nadie me oirá, mi casa está aún muy lejos y nadie pasa por esa carretera de mierda. Todo esto es culpa de Sonia, si no se hubiera creído la maldita historia de esa zorra, ahora estaríamos follando en su cama y yo no estaría muriéndome aquí, solo y abandonado. Pero lo va a pagar. Mi dedo anular se pone a escribir en la tierra, ya que los otros 4 los tengo también rotos. Cuando termino, me tumbo y cierro los ojos, bueno, el ojo, no tengo miedo a morir. Y así, me muero desangrado, con una sonrisa en mi cara medio desfigurada y al lado de un mensaje que pone: <>

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