dilluns, 23 de desembre del 2013

Instinto

Me pongo una camisa grande de mi novio, él aún duerme, tiene la manta que le llega hasta las caderas, se le ve una buena mata de pelo púbico. Es guapo y esta cuadrado, pero ronca como si fuera un cerdo y suda bastante cuando practicamos sexo, pero eso no me molesta, más bien me excita. Salgo a la cocina donde empiezo a prepararme algo para comer. La nevera y la despensa no están muy llenas, el nunca se acuerda de comprar y yo trabajo durante horas. Aparto unos calcetines mal olientes de la encimera, a veces no se qué hago con un subnormal como él. Quería hacerme tostadas con mermelada pero solo encuentro leche a punto de caducar, medio paquete de chocolate en polvo y pan duro, entonces decido hacerme una buena taza de chocolate espeso y humeante. Finalmente lo único que consigo en una taza de chocolate bastante líquido y demasiado dulce, me resigno, corto el pan en largas tiras para poder mojarlo en el líquido demasiado dulce. Me lo acabo todo en diez minutos y sigo teniendo hambre cuando una mano grande se apoya en mi hombro. Doy un pequeño salto hasta que veo la barba de tres días de mi novio. Le veo los ojos, quiere follar, y lo quiere ya. - Buenos días mi princesa- me dice él con voz ronca –. Ya veo que has comido, entonces estarás rebosante de energía. ¿Qué te parece un polvo de buena mañana para despejarnos? Le doy la mejor sonrisa que puedo. Huele a alcohol, desde que perdió su trabajo bebe mucho y sobretodo quiere sexo. - Lo siento, no me apetece mucho. Su expresión cambias, se vuelve sombría y su mano se pone en mi muslo desnudo. También está más agresivo. Me da miedo, aunque nunca me ha pegado. Pero no se detiene me mete mano y yo le pego un buen empujón para quitármelo de encima, pero él se resiste y se baja los calzones. - ¿Qué te pasa ahora? ¿La regla, te duele la cabeza? – dice él imitando mi voz con burla. Noto la punta de su pene en mi estomago – no me hagas reír y abre esas piernas tan bonitas que tienes. - ¡He dicho que no! – lo empujo y esta vez sí que me zafo de él. El me observa con rabia y me da una bofetada, no muy fuerte pero duele, una ola de calor y dolor me recorre la parte derecha de la cara. Le miro el rostro y observo que no ha acabado. Mi brazo reacciona más rápido que mi mente y le clavo el cuchillo en el estomago. El se tapa el agujero sangrante mientras me mira con incredulidad. - Lo…lo siento – digo, pero ¿De verdad lo siento? Una sensación extraña recorre mi cuerpo, me siento bien, me siento poderosa. Lo miro con desdén y sonrió con maldad. - Por favor – me dice con un hilillo de voz, pide compasión, pero yo no quiero dársela. Cojo el cuchillo y se lo clavo en el pelo púbico, a escasos centímetros de su polla aún erecta. Cae al suelo de espaldas, esta humilladlo e indefenso, es todo tan perfecto. - No lo hagas – me suplica desde el suelo. Pero lo hago, con el pie izquierdo le piso la herida de el estomago y por fin grita. Es un canto de ángeles para mis oídos. Con el pie derecho le propino una patada en la cabeza y le empieza a sangrar la nariz ¡Oh si! Esto es lo mejor que he hecho nunca. Le doy media docena de puñaladas más en piernas y brazos. Lo oigo llorar, sollozar y pedirme clemencia hasta que lo veo morir desangrado, muy lentamente y con dolor, mucho dolor. Ahora comprendo a los psicópatas con lo de matar, te sientes poderoso y fuerte. Es simplemente genial.

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada