diumenge, 17 de gener del 2016

Tesoro

¿Os habéis dado cuenta que hay gente que repite mucho un refrán o una frase hecha? Gente que dice que es su refrán favorito o que le encanta leerlo en cualquier parte. Pues mi caso es particular, aunque parezca raro, tengo un refrán favorito, o al menos su significado me llega a lo más hondo. Lo curioso es que no suelo usarlo mucho, tengo más presentes otros refranes que son más fáciles de intercalar en conversaciones o los que utilizo para chinchar a mis compañeros. Pero, a lo mejor por eso no lo utilizo mucho, porque, al fin y al cabo, no es solo un refrán, es una idea que se ha ido formando durante toda mi vida. He visto series y películas, he leído libros que me la han demostrado, pero no hay nada como sentirlo en vida real para saber de lo que hablan. Esa idea es la idea de amistad. Es una idea que ha tomado demasiadas formas en mí, ha tomado muchos caminos, algunos han llegado incluso a la playa o a un circuito de motos…, pero son caminos que siempre conducirán a lo mismo. Es eso, saber que tienes a alguien ahí que te comprenda y te entienda, que te hable cuando te sientas hundido y te sepa hacer sonreír. Personas que no ves en mucho tiempo, porque no quieres o no puedes, pero cuando las vuelves a ver salta la vieja chispa que sabes que nunca se apagará, sea la noche de fin de año o el segundo día de Navidad. Amigos con los que discutes y cuando crees que todo ha llegado a su fin vuelve a empezar, y entonces es cuando sabes que nunca se había acabado, porque lo que tienes con ellos es más fuerte que cualquier tontería. Amigas con las que discutes el nombre de un grupo cuando en realidad eso es lo de menos, lo único que vale es que bajo ese nombre estemos juntos. Personas a las que conviertes en bibliotecas muy queridas, personas con las que te irías a escalar montañas sin importar que puedes encontrar en la cima, o personas que no has visto a la cara pero sabes que te puedes apoyar en ellas. Podría poner miles de ejemplos para definir “amigos” que siempre se referirían al mismo grupo de personas, ese grupo de personas que ves poco o en situaciones tediosas. Esas personas que son tu segunda familia, la familia que has elegido. Son algo por lo que vale la pena luchar, son mi sueño, parte de mi pasado, mi presente y espero que de mi futuro. No sé, son esas personas por las que vale la pena arrasar ciudades. Es tener una relación de violencia pero que sabes que cada golpe tiene un poco de amor, aunque acabe doliendo. De bromas que nunca llegan a ser muy pesadas, por muy bestias que sean. De poner motes estúpidos y ridículos y que no te importe que te los digan en medio de mucha gente. Son las personas con las que hacer el tonto se traduce en un día genial, por muchas caras raras que os rodeen. Es eso, es sentirte lleno, completo. Puede, que no tenga dinero, que no sea ni guapo ni fuerte, que tampoco destaque por mi inteligencia ni por mi coordinación, que no sea el más animado en la fiestas ni el más tranquilo en situaciones serias, que no sepa elegir siempre las mejores palabras ni que sepa cuando parar, que sea arisco, seco y poco expresivo. Pero hay una cosa que puedo afirmar: soy rico, ya que quien tiene un amigo, tiene un tesoro, y yo tengo unos cuantos que valen millones.

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