Enfermizo.
Una palabra perfecta: define algo que se está destruyendo y que se consume. Hace
referencia a las cosas que han perdido su vitalidad, su salud, sus ganas de
existir. Muchos dicen que la parte positiva de estar enfermizo es que aún no estás
muerto, es decir, que aun puedes sobrevivir. Para mí no. Para mí la parte
positiva es que la muerte está más cerca, que queda menos.
Como podréis
leer entre líneas estoy enfermo, pero no físicamente. Ojalá. Mi enfermedad es
peor que una herida, que un órgano dañado, que una parte de mi cuerpo
cercenada. Mi dolor nace de lo más hondo de mis psique. Mi mente se ha
convertido en una quimera mutante que adopta las formas que le da la gana, con múltiples
personalidades, cada cual peor que la anterior. Me destruyo por dentro. El
problema es que mi destrucción no acabará en la muerte (a no ser que me la
provoque yo). Mi camino de caos me lleva directo a un mundo de locura, a una
vida ilusoria y esquizofrénica. Solo espero que no sea peor está.
No espero
que me ayudéis, no tengo remedio. Pero quiero que me escuchéis y reflexionéis (o
no lo hagáis, probablemente sería lo que yo haría). No voy a echaros un sermón,
que ya bastantes nos echan los curas, los políticos y los profesores. Algunos para
ayudarnos, la mayoría para manipularnos.
El monstruo
en el que me he convertido no nació de mí, ni de mis padres, ni mis amigos. Este
ser terrorífico y al mismo tiempo asustadizo fue provocado por algo aún más
enfermizo que yo: el mundo. Si Marte pudiera hablar le diría a La Tierra: “Jo
tía, que mala cara te veo”.
Bueno,
la verdad es que decir que la culpa es de La Tierra es ser muy egocéntrico, ya
que hay más seres vivos viviendo en ella de forma inocente y libre (pobres
desgraciados). La culpa es más que nada de la sociedad.
Y no
está mal porque no lo intentemos, si no por haberlo intentado tanto. Hemos intentado
construir tantas formas de vivir en sociedad que hemos acabado juntando todos
los retazos de los intentos pasados hasta crear este esperpento cadavérico que
no hace más que degenerar.
Vale,
evolucionamos como científicos, como artistas, como inventores… lo que queráis;
pero degeneramos como humanos. Decimos que en la Edad Media las guerras eran
auténticas barbaries, como si ahora nos dedicáramos a recoger florecitas
cogidos todos de las manos, después de generar cientos de conflictos y masacres
por negocios armamentísticos y monetarios. Y cuando los inocentes huyen del
problema cerramos las fronteras y hacemos oídos sordos. Hala, sálvese quien
pueda.
Y son
ya tantas cosas que mencionar que necesitaría 500 discos duros solo para
enumerarlos. Mientras unos se matan, otros se mueren y otros caen en espirales
de depresiones por la frivolidad y el consumismo desmedido yo me dedico a
escribir esto mientras vivo relativamente bien. Hipócrita tú, yo y el subnormal
que creó todo este batiburrillo.
Pero no vamos a cambiar ¿Para
qué? Sigamos construyendo palacios de oro y marfil sobre un Atlas cada vez más
viejo, decrépito y, ¿por qué no?, enfermizo. Total, si todo se cae, guerra
mundial, muerte y a volver a empezar.
El
problema llegará cuando el ciclo no dé para más. Entonces los engendros como yo
reiremos como lo que somos: una panda de locos enfermizos.
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