dilluns, 12 de desembre del 2016

Palmira

                Los pilares se derrumban, llenando el suelo de escombros y pasiones. Las estatuas son arrancadas, son obligadas a volar de sus pedestales para ser convertidas en polvo, en miembros cercenados. Los siglos se desgajan en el aire mientras que los milenos se volatilizan ante nuestros ojos inútiles e impotentes. Hemos perdido historia. Años de nuestro pasado que nunca volverán. Puede que los libros y las fotos tengan la verdad, pero solo la existencia tiene el sentimiento. Esto lo podíamos relatar hace ocho meses, para cuando esta tierra pisada por reyes y emperadores parecía que le era aflojado ligeramente el yugo que la rodeaba. Pero ahora han vuelto: el miedo, el terror, la destrucción y la muerte.  
                No puedo escribir en tantas pocas líneas lo que están sufriendo al otro lado del Mediterráneo. Es curioso, lo que cambia el oeste del este. La diferencia entre el puerto de Valencia y el de cualquier ciudad costera de la Siria actual. Y la destrucción es solo una de las millones de las caras de una moneda que no para de dar vueltas y vueltas, en un ciclo inacabable de miseria y tragedia.
                No soy tonto, solo un soñador utópico. Me gusta pensar que La Tierra en general pueda ser compartida por todos o, al menos, ser capaces de pasear por cualquier lugar del mundo tranquilos y en paz. Sin embargo, acabaremos convirtiendo este lugar de todos en tierra de nadie.
                Y por lo menos, yo no puedo ver los motivos que llevan a las personas a hacer estas cosas. Comprendo la locura y la enfermedad, pueden ser “justificantes”. No obstante, no puedo entender la avaricia desmedida, el fanatismo, un capitalismo tan voraz que somos capaces de armar a los que luego viene aquí a destruirnos, a nuestros demonios. Y somos los afortunados.
                Diría que la sociedad está podrida pero ya no soy capaz de ver una sociedad, la “Sociedad”. Hay bondad en el mundo, pero es innegable que algo nos pasa. ¿Por qué, cuando parecía que avanzábamos, vuelve el fanatismo religioso? ¿Por qué, si habíamos decidido tratarnos todos como persona tal y como debe ser, vuelve el machismo, la homofobia, el racismo y tantas formas de discriminar que necesitaría millones de páginas y una paciencia que no tengo?
                Y no veo que podamos mejorar. Cuando era más pequeño creía que nuestra generación sería capaz de salvarlo todo. Cada día lo creo menos. El bullying aumenta porque los niños imitan a los adultos. Guerras y palizas. Estoy de acuerdo, los niños deben aprender que son estas cosas. Pero deben aprender a no repetirlas. No lo sé. Puede que sea porque yo ahora mismo me encuentre en un limbo de edades: ni niño ni adulto, pero no entiendo porque no lo vemos. Somos ocho mil millones, demasiados y demasiado corrompidos.
                No quiero perder la esperanza. Quiero pensar que algún día seremos todos felices en un mundo equilibrado. Pero la vida no es justa. Para que unos sonrían miles deben llorar. Y la Antártida se está partiendo en dos, y África se muere de hambre, y Occidente se encuentra en un Antirenaciemiento, cada vez más deshumanizado…

Hoy, ISIS  ha vuelto a entrar en Palmira. Hoy, después de ocho meses el infierno ha vuelto a un lugar que ha pasado de verter cultura a verter sangre y pólvora. Y los pilares se convierten en polvo, las estatuas en cascotes y la humanidad en un desierto sin vida. 

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