dilluns, 31 de juliol del 2017

Camins de roig i blanc

Tornarem a casa. Tornarem per les sendes que trenquen les muntanyes en un trencaclosques impossible. Buscarem el lloc d´on ens van fer fugir fa dies, mesos, anys i, fins i tot, segles. Tornarem a la llar recorrent els horrors dels camins de roig i blanc.
Incapaços de cridar més perquè tenim la gola encesa en flames gelades. Sense poder alçar un dit per la quantitat de músculs que ja no volen protegir-nos dels garrots que cauen de dalt, de tan amunt que ni es veuen. Intentant pensar quan els nostres sentiments han sigut triturats per les seues dents insensibles. Inútils... sí, tal vegada si, però amb l´esperança de la llibertat.
Tornarem a casa pels camins de pedra calcària i de terra vermella, per descansar, perquè un fil de germanor ens arregle la llengua que aquells monstres ens han tallat. En les nostres orelles encara ressonen les explosions que naixien del cel però destruïen el sòl, el nostre sòl que tant trobem a faltar.
Romandrem, perduts i ferits, pels camins que la saó ha abandonat. Observant els vells bancals on les oliveres, els tarongers, els ametlers i els caquiers esperen la mort que els podreix fins a la fulla més insignificant. Perquè la nostra Terra ens crida i no la podem ajudar. Perquè els arbres ploren cançons que sonen en un idioma desmembrat.
Morirem pels camins de sang i óssos dels quals fugiren després de nosaltres i dels qui tornaren massa prompte. Sorgeixen, de la terra ofegada per la falta d´amor, braços i cames nus, sense roba i sense pell. Naden les orenetes en basses negres i seques que han brollat de cossos innocents. Pot ser, sols culpables de voler ser lliures.
Desapareguem, per voler traure a la llum el que l´història ha soterrat baix quilòmetres de cadàvers i cudols corromputs. Fugim dels nostres pobles i les nostres ciutats que cada vegada són menys pobles i ciutats. D´aquelles cases i carrers que tants bons records guarden, com a l’única droga que els manté en peu.
Tornarem a casa pels camins de roig i blanc perquè les carreteres amaguen les bales i els ganivets esmolats que acabaran amb tot el que hem construït. Tornarem, perquè amagar-nos per sempre no és una opció que es puga contemplar. Tornarem, per fer de la nostra sang i els nostres óssos el seu cementeri. Tornarem pel somriure, el coratge i la llibertat.

Tornarem o morirem, adornant aquests camins de roig i blanc.

dijous, 27 de juliol del 2017

Green hunters III: Almendro.

-          El ataque a las puertas de Garbí y Xaloc eran solo para despistar y alejarnos de su verdadero objetivo: Mestral – dice Menfis a través de los transmisores -. Escuchadme: tenéis a tres personas muy cerca de vosotras, y otros cuatro no andan lejos. Son demasiados. Retirada.
Elefantina y Cusae se disponen a coger el coche para huir cuando el vehículo empieza a fundirse y convertirse en una masa de metal maloliente y chisporroteante. Un hombre joven aparece al lado. Aunque es de noche, la luz de la luna permite ver perfectamente al hombre lanzar una especie de líquido transparente de su mano. Elefantina reacciona rápido. Concentra su aura en las palmas de sus manos. Ella sabe que es imposible repeler el líquido al completo, por tanto, utiliza su carta de triunfo. Golpea el aire con su palma derecha el aire, creando una ligera onda de choque que empuja el líquido sobre un árbol, que al momento empieza a sisear y fundirse.
-          Así que puedes repeler cualquier cosa. Entonces la información era cierta – dice el hombre haciendo una pequeña reverencia -. Elefantina, yo soy Ávaris. Un placer.
Elefantina frunce el ceño.
-          Cusae, al parecer los invasores tienen información sobre nosotros. Yo me encargaré de este ya que tu poder no servirá contra él. Vete por detrás.
Cusae no discute. Ella piensa igual que Elefantina. Ávaris ni siquiera la mira, solo se concentra en Elefantina.
-          ¿Así que crees que tú puedes contra mi ácido? No me hagas reír.
Elefantina no duda. Al no poder acercarse al enemigo, lo mejor es atacarle desde lejos. Utilizando los árboles como balas, los lanza con solo rozarlos con la palma de la mano. Ávaris no se inmuta, los árboles que no puede esquivar los derrite con su aura convertida en un poderoso ácido.
Cusae consigue esquivar el puñetazo por poco, aunque siente un calor abrasador al pasar el puño cerca de su cara. Con un movimiento rápido de ojos detecta al otro sujeto. Al momento, su brazo izquierdo crece hasta diez veces más y lo dirige hacia el otro tipo. El otro, utiliza algo increíblemente duro y puntiagudo para frenarlo. Cusae, utilizando el puño del contrario como punto de apoyo se propulsa para alejarse de los dos tipos y poder evaluar bien la situación. Son dos hombres: uno está cubierto de cristales azules que brillan con un fulgor perturbador y el otro parece un horno con patas, el aire a su alrededor se ondula y la hojarasca bajo sus pies crepita hasta arder.
-          Holiiiiii – dice el hombre-horno -. Nuestra capitana nos ha enseñado a presentarnos ante las víctimas. Este bonito diamante se llama Cartago. Yo soy Cnosos. Es un gran placer conocerte, guapa.
Cusae gruñe. Le costará mucho atacar al tal Cnosos, ya que seguramente acabe con quemaduras severas. Así que solo le queda atacar al otro tío. Aunque al aumentar tanto de tamaño se vuelve un blanco fácil.
-          Ay bonita, deberías ser más educada. No te has presentado. Eso es de ser muy mala persona.
Cnosos empieza a correr. Cusae siente el calor desbordante que emana el pesado de mierda. Su mano izquierda se ensancha y es clavada en la tierra. Cusae embiste al intruso utilizando el montón de tierra que tiene cogido como escudo. Aunque el choque hace retroceder al enemigo, el calor empieza a traspasar la tierra. Al mismo tiempo, por el rabillo del ojo, un destello azulado le hace reaccionar. Su pierna derecha se vuelve gigantesca hasta reventar el zapato. Lanzando una patada en diagonal, Cartago sale despedido hasta estamparse contra un árbol. Ileso, gracias a su poder. Aunque es vergonzoso, Cusae decide escapar. No tiene posibilidades luchando contra los dos ella sola.
-          ¿A dónde vas, bonita? – oye la voz de Cnosos acercándose -. Ven a jugar más con nosotros.

Elefantina esquiva un reguero de ácido por los pelos. Ávaris lo lanza de sus manos como si fueran mangueras. Antes de darse cuenta, está acorralada. El suelo está lleno de ríos que corroen el suelo.
-          No tienes escapatoria.
Las cicatrices de la cara de Elefantina se tensan cuando ella sonríe. Ávaris le ataca aunque ella repele el aire haciendo que el ácido vuele hacia su creador. Este, apenas tiene tiempo de esquivarlo. Tiempo suficiente. Elefantina utiliza su mano izquierda sobre el suelo para propulsarse hacia el cielo.
Se eleva hasta que pierde fuerza y empieza a caer. Después de disfrutar levemente de las increíbles vistas saca una caja de clavos del bolsillo. Saca las cien piezas y las coloca apuntando con la punta hacia el suelo. Entonces, concentrando toda su aura en la palma derecha, empuja la cabeza de los clavos, que caen como una lluvia mortal.
Con movimientos rápidos de las manos, utiliza su poder para repeler el aire y reducir la velocidad de la caída poco a poco y, aunque el aterrizaje es doloroso, sale con apenas heridas superficiales.
Ávaris está en el suelo, repleto de clavos por medio cuerpo, sobretodo en la cabeza y la cara. Muerto como un alfiletero.
-          Buen trabajo – le dice Menfis a través del transmisor -. Ahora corre a ayudar a Cusae que está luchando contra dos ella sola. Parece que hay otros dos que están a unos 200 metros de ti pero…
Una violenta corriente de aire pasa al lado de Elefantina y siente un dolor lacerante en la mejilla derecha.
-          Espera – dice Menfis – ahora están a tu lado. ¡Elefantina, corre!
Elefantina mira como la sangre sale de su mejilla desconcertada. Justo detrás de ella hay dos tipos: una chica y un chico con una pluma llena de sangre. Su sangre. El hombre invoca un libro blanco hecho de aura en su mano derecha y desliza la pluma sobre una página.
-          ¿Quiénes…
No puede acabar la frase. Un profundo pinchazo le perfora el corazón. Se muere. Mientras cae al suelo, observa la forma borrosa de los dos tipos. No sabe cómo ha pasado, pero siente como la sangre se le vuelve espesa dentro del cuerpo. Siente, como los sentimientos se van desdibujando en un cerebro cada vez más inútil. Cuando Elefantina toca el suelo, solo tiene un segundo más para disfrutar del cielo infinito repleto de estrellas luminosas que crecen hasta volverlo todo blanco brillante.

Cusae salta para esquivar un trozo de diamante que Cartago le lanza. Están lejos, pero se van acercando. En el transmisor, la voz de Menfis aparece:
-          Cusae – dice afectada – ve hasta el Monasterio de Set Vides y utiliza el pasadizo detrás de la Virgen para escapar.
-          ¿Qué? – dice Menfis - ¿Y Elefantina?
Menfis duda un momento.
-          Elefantina ha muerto. Le han atacado por sorpresa. Huye
Cusae para en seco. Su rostro, siempre sereno se rompe en una mueca indescriptible. De sus ojos brotan lágrima mientras que sus brazos se vuelven inmensos, destruyendo los árboles de alrededor sin miramiento. Han matado a su amiga
-          Los destruiré – dice mientras se gira sobre sí misma para encarar a los dos enemigos.
-          Ni se te ocurra, Cusae. Vuelve a la base central ya. Es una orden.
Cusae niega con la cabeza.
-          Han matado a Elefantina. Los destruiré. Aunque muera en el intento.
La respiración profunda de Menfis inunda la línea.
-          Cusae, si tú también mueres, ¿Qué será de nosotros?

Durante unos segundos que a Menfis se le hacen eternos Cusae no se mueve ni dice nada. Menfis va a hablar cuando Cusae deshincha sus brazos y emprende la huida hacia el Monasterio. Menfis suspira aliviada. Cusae muere por dentro.

dilluns, 17 de juliol del 2017

Green hunters II: Roble

Dendarah observa de reojo la cara de Elefantina, concentrada en la conducción. Aunque hacía ya cuatro años que trabajan juntos en la protección de ese santuario, aún le costaba mirar su rostro, surcado de cicatrices rosadas y doradas. A ella no parecía importarle, porque aunque tenía el cabello rubio y largo, siempre lo llevaba recogido y apartado de la cara.
-          Ya estamos- dice ella.
Es verdad, las grandes murallas de unos 70 metros que rodean el santuario de Ahotep se levantan en el horizonte. Dendarah puede ver a tres personas encima, sobre la Puerta de Xaloc.
Ya en la parte de arriba, Menfis, de piel negra como el azabache y con el pelo rizado muy corto les da una severa mirada desde la altura que le dan sus largas piernas.
-          Tres horas son muchas para venir desde el castillo de Bondia – dijo.
Elefantina se encogió de hombros.
-          El coche estaba a unos cuantos kilómetros hacia la otra dirección.
Las otras dos personas son un hombre y una mujer. Ella se llama Cusae. Pequeña y entrada en carnes, siempre está seria y lo analiza todo hasta la saciedad. Una buena asesina. El hombre es Tebas: alto y un poco enclenque, misterioso y ajeno. Lo único que llama la atención de él es la quemadura semicircular que le ha dejado una cicatriz en la mitad izquierda de su cara.
Menfis les señala el horizonte, donde una polvareda se alza violentamente. De ella emergen varios coches negros y alguna que otra camioneta.
-          ¿Solo son esos? – pregunta Elefantina sorprendida – Tebas o tú solos sois suficientes para derrotarlos sin salir heridos.
-          Esos imbéciles no son nuestras únicas preocupaciones.
Menfis entorna sus extraños ojos. Su aura los había moldeado hasta que su pupila acabo rodeada de tres anillos concéntricos y partida por cuatro líneas simétricas que convergen en su centro, como un punto de mira de un arma. Esta modificación le permite ver a cientos de kilómetros, ver de noche, a través de objetos, en 360º… incluso, forzando mucho la vista es capaz de escudriñar durante unos minutos en el futuro cercano. Por eso es la jefa.
-          Otro destacamento se acerca también a la Puerta de Garbí. Y no solo eso. Hay algo raro en la puerta de Llevant, que da al mar. Puesto que Ponent, Migjorn y Tramuntana están selladas totalmente y no hay movimiento en la de Gregal, solo queda Mestral, a la única donde mi vista no llega.
-          ¿Cuál es el plan? – pregunta Dendarah. No está sorprendido por la explicación de Menfis. No es la primera vez que alguien intenta una incursión por varias puertas al santuario a la vez.
Menfis se acerca a uno de los cobertizos que hay sobre la ancha muralla y abre la puerta. Señala una moto.
-          Tú irás a la Puerta de Garbí y te encargarás de los que vienen por allí. No quiero supervivientes
Dendarah asiente y sin pedir más explicaciones coge la moto y se va. Hacía ya muchos años que el benefactor de ese lugar le había contratado para proteger el lugar. El santuario de Ahotep era rico en ruinas de castillos, monasterios, ermitas, masías y cosas por el estilo. Pero lo que de verdad custodiaban era la diversidad animal y, sobretodo, la vegetal de aquel lugar. desconocen porque hay tanta gente intentando penetrar en él. Ellos solo obedecen. El dinero es el dinero
-          Vosotras dos coged un coche e id a la puerta de Mestral para evaluar la situación. Tebas y yo nos encargaremos de estos y luego iremos a Llevant para verificar que no hay nada malo.
Las dos mujeres asienten y bajan de las murallas
-          Ya están bastante cerca, jefa – dice Tebas que está de pie sobre las almenas de la parte exterior de la muralla.
La capitana, saca un francotirador de su bolsa y lo coloca entre dos almenas.
-          Pues ya estamos tardando.
El aura de Tebas es verdaderamente increíble. Es capaz de crear, pero no crea algo, crea vida en forma de árboles. No puede crear otros tipos de vegetación, solo árboles. Aunque estos árboles son estériles y de normal se marchitan en 3 o 4 años.
Tebas señala un lugar en el suelo. Al momento, una docena de pinos y abetos con un tronco grueso y fuerte florecen del punto donde había señalado. Los conductores son incapaces de reaccionar y tres o cuatro coches se estampan contra la barrera de madera. Algunos estallan.
Mientras tanto, Menfis, que ha entornado un ojo, dispara. Con cada bala que sale de la boca del arma, un conductor muere. Su aura no le daba una buena forma de luchar cuerpo o cuerpo, pero eso no le impedía matar a cientos de personas sin que ellas la vieran. Con la estrategia seguida, apenas tardan unos 20 minutos en limpiar Xaloc.
Dendarah baja rápidamente de la moto. Aunque ha tardado dos horas y media en llegar, la puerta de Garbí aún no ha caído. Los insignificantes que están a sus pies intentan tirarla utilizando varios métodos. Solo la puerta, es veinte metros de altura y treinta centímetros de anchura de acero, además de estar imbuida de aura de los ingenieros áuricos. De la misma forma las otras 7.
El libro aparece en su mano derecha y Dendarah elige una página sin mirar. Al momento, el cañón de una bazuca aparece en su palma izquierda. Una lluvia de misiles cae sobre los invasores. El arma se vuelve a internar en la piel y esta vez emerge el cañón de una metralleta. Cuando acaba de acribillarlos y sentir como todas las presencias han desaparecido se asoma. No queda nadie vivo, no obstante, una máquina similar a un tanque pero con un ariete mecánico sigue golpeando la puerta. Puesto que los misiles no la han destruido y que la puerta empieza a abombarse decide actuar.
Cambia la página del libro y se dirige a la moto. Primero anula el peso del vehículo y después, apuntando con mucho cuidado, se imagina la moto pensando 3000 toneladas. La moto cae a una alta velocidad destruyendo la máquina, pero abriendo un gran boquete y creando una onda expansiva que crea un ligero temblor. Dendarah sonríe. Se ha paso un poco.
9 horas es lo que tardan Elefantina y Cusae en llegar. No es solo que Ahotep sea enorme, el problema también es que no hay carreteras, solo pistas forestales y caminos en muy mal estado. Sabían que Menfis, Tebas y Dendarah habían tenido un éxito rotundo, aunque no estaban tranquilas. Ya era de noche cuando Cusae frena de golpe.
-          ¿Qué coño haces, loca? – dice Elefantina mientras le dedica una mirada de rabia.
-          Mira – dice Cusae sin inmutarse y señalando al frente.
Elefantina abre la boca sorprendida. Las dos hojas de la Puerta de Mestral han sido arrancadas de sus fuertes y pesados gozones. Las dos piezas de metal están llenas de golpes y abolladuras. Incluso hay una con parte del acero fundido.
Elefantina enciende el trasmisor.
-          Tenemos problemas. Graves problemas.
Menfis responde rápidamente.
-          Lo sé. No sé cómo lo han hecho, pero hay siete personas dentro y muy cerca de vosotras. Cuidado, son todas muy fuertes. Una de ellas es Siracusa.


dissabte, 15 de juliol del 2017

Green hunters I: Sauce

                Dendarah recorre el bosque que tan bien conoce a altas velocidades. Aunque la presencia es difusa, aun consigue captarla y seguirla más o menos o bien. Sin embargo, los arboles de esta reserva también emiten mucha aura como para establecer una posición exacta. Decide contactar con la Capitana Menfis con el trasmisor.
-          Capitana, soy Dendarah ¿me detecta?
El silencio inunda temporalmente la línea,
-          Perfectamente. ¿Qué necesitas? – su voz es fuerte y decidida.
-          No consigo cuadrar bien la posición de los intrusos…
-          Bien – le corta -. La mujer que estaba luchando contra Elefantina ha huido a la ruinas del castillo de Bondia. El otro, un hombre, está bastante lejos aún.
Dendarah corrige ligeramente la trayectoria y aprieta el paso.
-          Recibido.
Un libro de aura se materializa en su mano derecha. Él ya conoce una a una las páginas del libro así que lo abre y marca una página con el dedo sin mirar. Al segundo, el cuerpo del chico parece revitalizado y su velocidad aumenta bastante. El aura es una energía natural que surge de todos los seres vivos. Además, algunos de ellos son capaces de entrenarla y modificar sus cuerpos con ella, crear materiales, liberal energía… todo depende de la persona y su imaginación.
Al levantar la cabeza detecta las ruinas de Bondia: apenas cuatro muros y dos torres semiderruidas. Con sorprendente agilidad emprende la subida de la colina hasta llegar a la estructura. Ni siquiera se para al llegar a la base de uno de los muros. Coge impulso y salta. Solo con apoyar la mano derecha en la parte superior y balancearse con ella consigue sortear el obstáculo y caer en el patio de esa antigua construcción. La mujer no está escondida: rodeada por algunos árboles y zarzas, la mujer está en el centro de la plaza del castillo.
Dendarah se acerca a ella sonriendo. Como le enseñaron, primero agotar la vía del diálogo:
-          Hola, buenas tardes. Siento decirle esto: pero está en una reserva privada y no puede estar aquí.
La mujer se gira lentamente. Es alta y esbelta, con el pelo negro y desecho. “Como un pájaro bañado en chapapote”, piensa Dendarah, divertido.
-          Dámelo – dice ella sin inmutarse.
Dendarah tuerce el gesto. Como ya había reportado Elefantina, se trata de cazadores furtivos o ladrones botánicos.
-          Lo siento, pero tienes que abandonar este lugar inmediatamente.
La mujer empieza a moldear su aura hasta materializar una cuchilla gigantesca en cada mano. Dendarah se pone en guardia. No tiene heridas, eso significa que Elefantina no ha podido hacer mucho contra ella o que algo la ha entretenido. El libro vuelve a materializarse en la mano derecha de Dendarah. El rostro de la mujer se agita ligeramente.
-          Eres el coleccionista de habilidades. Vaya, me esperaba algo más de ti.
Dendarah sonríe y levanta su mano izquierda.
-          Es gracioso que me esté infravalorando alguien que ya ha tenido de huir de un combate.
La mujer salta sobre él. No sabe si sus palabras le han afectado porque el rostro de ella no ha cambiado. Lo que sí sabe es que va a por todas: matar o morir. La mano izquierda de Dendarah se ilumina ligeramente mientras que el susurra:
-          Metamorfosis.
La cuchilla derecha de la mujer está a punto de partirlo por la mitad cuando la boca de un rinoceronte la bloquea mordiéndola. Sin dudar, la mujer intenta cortarlo con la mano izquierda pero Dendarah salta y le pega una patada en la cara haciendo que retroceda. La sangre le cae por la nariz y tiene un ojo cegado. Pero la mujer puede ver como la cabeza de la bestia se deshace hasta volver a ser una mano normal.
Esta vez le toca atacar a Dendarah. Mientras se pone en acción, la mano se le convierte en la cabeza de un pez espada. La mujer interpone la cuchilla delante de la punta pero no siente el impacto. Un tacto resbaladizo y siniestro le recorre el cuerpo. Antes de poder reaccionar siente la constricción de una anaconda oprimiéndole el pecho.
Una bonita serpiente gigante de colores verduzcos oscuro brota desde el brazo de Dendarah rodeando la mujer. Esta, se ve incapacitada para mover sus brazo, y por ende, sus cuchillas. De no ser capaz, no es capaz ni de respirar.
-          Puedes estar feliz, tu maravillosa habilidad pasará a formar parte de la selecta colección de un servidor.
La boca del animal se abre y se cierra sobre la cara de la mujer. Al mismo tiempo que se ahoga por el profundo abrazo de la serpiente, siente como los colmillos le desgarran la piel de las mejillas y los ojos. Un dolor agudo le recorre todo el cuerpo mientras que los colmillos cada vez están más y más profundos…
Dendarah, que está al lado del cuerpo destrozado de la mujer saca un pequeño aparatito blanco de un bolsillo trasero. Lo encara a la “cara” de la mujer y una foto emerge de una ranura del objeto. Coloca la foto sobre una página en blanco del libro de aura mientras que con el dedo meñique coge un poco de sangre de la víctima y la esparce por la página en blanco.
-          Tributo completo – susurra mientras siente el aura robada entrando en el libro y en su propia aura.
Aunque lo percibe no le da tiempo. Mientras Dendarah se va dando la vuelta, una mano envuelta en llamas busca estamparse en su cara. “El otro” piensa mientras que el calor de la mano comienza a abrasarle la piel. Una mano surge de la nada, sin embargo, esta toca suavemente el cuerpo del otro hombre.
El pobre sujeto sale despedido hasta chocar con el árbol más cercano. El crujido de sus huesos al romperse desgarraría los tímpanos de cualquiera. Antes de tocar el suelo ya está muerto. Ni siquiera sabe cómo ha pasado.
-          ¡Elefantina! – dice Dendarah, acelerado aún por la proximidad de su muerte.
Elefantina ni siquiera le da tiempo a decir más.
-          Vámonos, corre.
-          Espera que le robe la habilidad a este hijo de puta – dice mientras saca la cámara de nuevo.
No obstante, Elefantina le coge del brazo y tira de él.
-          No hay tiempo, Menfis nos ha llamado de urgencia. Hay una invasión masiva acercándose a la Puerta de Xaloc.

Dendarah asiente y le sigue corriendo, abandonado los cuerpos de los dos infelices para que el bosque se alimente de ellos. Si Menfis les ha metido tanta prisa, es que el problema es serio de verdad. 

dilluns, 10 de juliol del 2017

Dis-m´ho tu

Un desig insalvable. Dis-me on trobar la resposta que fa mesos em porta pel camí lluminós de la ximplesa. Conta'm si, quan les nostres mirades es creuen, els teus ulls profunds em busquen a mi o sols a la immensitat absurda i estúpida que em rodeja. Si, els únics que van sentir el corrent destrossant-li la pell quan ens vam fregar vam ser jo i la meua demència.
Un monstre de metall a altes velocitat i un gotet de cassalla han sigut les nostres oportunitats. Ambdues les vaig pedrer jo i tu ni tan sols et vas adonar. Pot ser, la multitud que ens rodejava va trencar el moment, tal vegada, va ser l'alcohol que ens va enviar un món preciós i horrible al mateix temps.
Ja no importa, sols necessite que m'ho digues, perquè jo no em veig capaç. Sóc covard, fa temps que ho vaig assimilar amb tot el que pertocava. La força em fuig per la boca i la vergonya em cria ronya. Ja veus, jo, qui dic als imbecils del món que sobren al meu voltant, tinc por de tu. Por de sentir el que no vull sentir dels teus llavis que tant em criden. Por, de veure el teu cos amb algú que et trague tant que no deixe espai per a ningú més en la teua vida. Por dels teus amics i que els meus em diguen la veritat que jo preferisc soterrar. La hipocresia que tant odie se'm menja viu. La hipocresia que tant fulmine no sols m´aparta de tu, també de mi mateixa.
Ja vaig renunciar una vegada a declarar tot el que era per amistat. No em penedisc. Tanmateix, no vull repetir-ho tan prompte. També sóc dèbil. Fort per a destruir-me a mi mateix, però dèbil en general.
Per això, dis-m'ho tu. Dis-me si són el roig, el taronja, el groc, el verd, el blau i el violeta qui guien el teu camí tocant el meu. Dis-me si faig bé o sols malgaste el meu temps escàs. Si els teus somriures daurats són per a mi. Dis-m´ho tu, perquè jo estic fart. Fart que les meues neurones facen un suïcidi col·lectiu quan al lluny t'apareixes. Fart que a la nit els meus ulls desvien la vista per trobar els atribuïts que et fan ser tu. Fart de consolar-me a mi mateixa.
Dis-m´ho tu, ja que jo, ja m´he perdut en mi mateixa. Buscant-te i fugint de tu al mateix temps, menuda paradoxa de merda. Dis-m´ho tu, que jo, mentrestant, em tancaré a la meua imaginació. Com diu Andreu Valor: ni tu seràs capaç de fugir de la història que m'invente en soledat.

Tant de bo, m´ho digues tu.