divendres, 15 de desembre del 2017

Green hunters X: Tejo negro

                Xois y Luxor se abren paso a través de la oscuridad. Tarea que se les hace realmente dura, y ya no solo por la falta de luz, sino también por el hecho de que todo el barco este cubierto de algún material anti-aura que parece hacer que la percepción les falle.
-          ¿Crees que ya estaremos lo suficientemente abajo?
-          No lo sé – susurra Xois -. Hemos bajado bastantes escaleras, pero este lugar es bastante alto. Aunque creo que debemos estar cerca de la parte más baja. De todas formas, podemos empezar a reventar el suelo hasta llegar al agua.
Un conjunto de carcajadas se oyen a su alrededor. Parece que están en una habitación grande y vacía, ya que las risotadas suenan y se esparcen como el canto de un coro de maníacos.
-          Me parece, que no podemos permitir que hundáis nuestro precioso navío.
De repente, las luces les ciegan. Una amplia habitación se abre ante ellos. Sin ningún mueble o caja, totalmente vacía. Solo están ellos y tres persona más a la otra punta de la habitación. Dos mujeres y un hombre. Luxor saca un pintalabios de color negro y se repasa los labios. Seguidamente, se cruje los dedos y sonríe.
-          Bueno, esto era de esperar – dice mientras concentra aura en su brazo derecho -. Mejor empezar pronto y acabar rápido.
Un gran pistón de metal se forma en su codo derecho. Su poder es fácil y simple: crear pistones en sus articulaciones para aumentar su potencia de golpe o simplemente crear ondas de choque. Se pone a correr directos a ellos.
-          Me voy a presentar antes de humillarte – dice una de las chicas adelantándose a sus compañeros-. Me llamo Numancia, y vengo a dejarte en la mierda.
De repente, un vórtice de colores azulados se forma en el suelo y un guante de boxeo violeta unido a un muelle sale despedido del suelo a los pies de Luxor. El puño le pega directamente en la barbilla, deteniendo su carrera de golpe y haciendo que caiga al suelo, casi sin sentido.
-          Holap – dice el hombre adelantándose -. Aquí a todos nos gusta presentarnos antes de matar. Esparta, un placer.
Al momento, su brazo izquierdo se repliega sobre sí mismo hasta formar una especie de boca de cañón, con su  puño como bala. Entonces, el brazo se despliega y se alarga. Como una bala se dirige a Luxor que se levanta con dificultad. No obstante, Xois está más rápida y detiene el golpe con uno de sus brazos translúcidos.
-          ¡Luxor! ¡Maldito serril! – dice Xois enfadada acercándose a él. Tiempo que utiliza Esparta para replegar su brazo -. Te tengo dicho que no ataques a lo loco y que cuentes con todos.
Decenas, cientos de vórtices azulados se abren alrededor de Xois, que abre los ojos y se queda paralizada por el miedo.
-          ¿De verdad piensas que es el mejor lugar para reñir a alguien? – dice Numancia con una sonrisa en los labios.
Centenares de puños salen despedido de los vórtices, haciendo que Xois se vuelve invisible bajo la lluvia de golpes. Sin embargo, estos no desaparecen, una vez golpean, se contraen, y vuelven a golpear.
-          ¡Xois! – grita Luxor poniéndose en pie rápidamente.
-          Una vez marco un lugar con mi aura, los puños pueden atacar cuantas veces lo desee – dice mientras se carcajea.
Luxor se levanta a toda velocidad y se precipita sobre la mujer.
-          Apamea – dice Numancia sin inmutarse.
La otra chica levanta un brazo y al momento el aire se solidifica entre Luxor y Numancia, formando una barrera de color blanco lechoso. Luxor se estrella contra ella y apunto esta de caer en el suelo, pero al segundo, escucha los sonidos de los golpes cayendo sobre Xois y reacciona.
Mientras apoya los dos puños sobre la barrera, dos pistones se forman en ambos codos a la vez. En menos de un segundo, los pistones entran con fuerza en el antebrazo de Luxor y la pared se resquebraja. Al segundo golpe, todo explota en cientos de trozos que se disuelven en el aire.
Luxor no dudo y atraviesa la lluvia de cristales volátiles. Su mano izquierda va directa al cuello de Numancia. Apamea y Esparta no pueden reaccionar a tiempo y el pistón baja. La cabeza de Numancia se convierte en una explosión de sangre, hueso y pelos que se esparce por toda la sala.
Los puños y los vórtices desaparecen. Xois está en el suelo, llena de moratones pero cubierta por sus brazos, que la han protegido de los peores golpes. Reacciona rápido para parar otro de los golpes de Esparta que iban directos a Luxor.
-          Maldita niña – dice Esparta, rojo de rabia mientras dirige el puño a Xois.
Pero este no la golpea, simplemente la coge por el cuello del vestido y la atrae hacia él.
-          Te voy a hacer lo mismo que tu estúpido amigo le ha hecho a Numancia – dice mientras contrae el otro brazo y lo apunta hacia Xois.
Pero ella no se asusta, no duda, simplemente actúa. Revolviéndose como una leona se envuelve alrededor del brazo que la sujeta mientras siete de sus extremidades hacen lo mismo. Entonces, simplemente giran.
Esparta, observa horrorizado como su brazo gira sobre sí mismo varias veces, desgarrándose piel, músculo y hueso hasta quedar separado del cuerpo.
Grita, y el disparo que tenía preparado sale hacia un lado, perdiéndose. Xois utiliza sus brazos para moverse y saltar sobre Esparta. Cuando está sobre él estira sus brazos hasta cogerle la cabeza y hacerle que caiga hacia atrás. Crea dos brazos que le sujeten ambos pies, y un tercero que nace del suelo y se apoya sobre la columna de Esparta. Con un simple movimiento, se deja caer y hace que el cuerpo de Esparta forme una v invertida, con el vértice a mitad espalda. Las vértebras estallan y se rompen, desgajando la columna. El cuerpo de Esparta cae al suelo como un saco de patatas inerte.
Xois y Luxor se chocan la mano. Pero, aún no han terminado.
Apamea, seria y silenciosa como siempre, levanta los brazos y el aire de la sala comienza a solidificarse. Centenares de bolas blancas empiezan a caer sobre ellos. Xois las para con sus brazos y Luxor las rompe con sus pistones, pero no podrán aguantas eternamente.
-          Ya es hora de que hagamos lo que hemos venido a hacer – dice Xois.
Luxor la mira.
-          Pero puedo que aún estemos muy arriba.
-          Entonces asegúrate de dar un buen golpe – dice Xois sonriendo.
Un brazo translúcido golpea levemente a Apamea y durante unos segundos el aire deja de solidificarse. Tiempo que Luxor aprovecha para ponerse a cuatro patas mientras pistones nacen de sus codos, rodillas y nudillos. Todo su cuerpo apunta al suelo.
Por su parte, Xois se sube a su espalda y se sujeta bien con unos brazos más pequeños, mientras crea otros cuatro gigantes que empiezan a golpear el techo hasta romperlo y abrir un boquete.
-          ¿Lista? – pregunta Luxor.
Apamea se vuelve a levantar y el aire empieza a solidificarse hacia ellos, en forma de lanzas.
-          ¿Para ti? Siempre estoy dispuesta.
Luxor sonríe y todos los pistones de su cuerpo se activan a la vez.

La onda de choque es tan brutal que Luxor y Xois salen despedidos hacia arriba y Apamea y los cuerpos de Numancia y Esparta hacia los lados. Xois crea dos pares de brazos para cogerse  de los bordes irregulares del agujero. Mientras, el suelo y parte de las paredes de la sale se han expandido hasta explotar y al otro lado solo hay una cosa: agua de mar.

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