dilluns, 25 de desembre del 2017

Green hunters XI: Fresno americano

La trampa estaba servida. Nada más entrar en la habitación una cuchilla había caído sobre ellos. Edfu había saltado hacia la derecha, mientras que Menfis tiraba de Tebas hacia la izquierda. Así habían quedado completamente separados.
En la habitación hay 4 seres vivos: el pequeño alcornoque que está moribundo, Jericó, la atacante de Dendarah, otro chaval joven y un señor más mayor sentado sobre un sillón.
La cuchilla emerge de la manga de una gigantesca figura que hay sobre la cabeza del señor sentado. Es como un hombre de tres metros cubierto por una túnica ceremonial y con la capucha echada sobre la cabeza. Dos cuchillas semicirculares unidas a cuerdas emergen de cada una de las mangas de la túnica.
-          Ya era hora de que llegarais hasta aquí – dice el señor con una voz cálida y aterciopelada -. Con la cantidad de aura que desprendemos y lo que habéis tardado en encontrarnos – suspira -. Jericó, Sagunt, encargos de ellos. Va.
Menfis mueve rápidamente la mano para sacar una pistola para volarle la cabeza al que parece el jefe. Sin embargo, una cadena restalla como un látigo sobre su mano haciendo que la pistola salga despedida. El chaval que se hace llamar Sagunt se acerca a ellos, con una cadena emergiendo de la palma de su mano.
Otra cadena sale de su otra mano, envolviendo el antebrazo de Tebas que se acercaba por detrás y lo lanza hacia  la pared. El cuerpo de Tebas sale despedido contra la pared. Menfis gruñe, sin tierra ni nutrientes, el poder de Tebas es inútil.
Sagunt se vuelve a centrar en ella y lanza las dos cadenas a toda velocidad contra ella. Menfis se concentra rápidamente hasta ver la realidad desdibujarse. Desaparece. Durante unos segundos, Sagunt se queda perplejo sin saber qué hacer. Entonces, Menfis aparece al lado de su cabeza y le da una patada voladora. Sin embargo, Sagunt apenas se inmuta y una cadena emerge de su boca y envuelve la pierna de Menfis.
-          Idiota – dice Sagunt -. Cosas así son inútiles contra mí.
Con un chasquido de la cadena, Sagunt lanza volando a Menfis que choca contra un Tebas que se estaba acabando de recuperar. El señor de la silla resopla y levanta la mano, lo que hace que Sagunt se detenga.
-          Me aburro – dice -. Poseidón.
Al momento, la figura que tiene sobre la cabeza se deshace y aparece otra. Otro hombre vestido con un traje de navegante deslucido y con la cara tapada completamente con algas. Sus brazos acaban en tres dedos que levanta hacia Menfis y Tebas. De repente, de las seis falanges sale disparada una lluvia de gotas de agua a toda velocidad.
Tebas pone en marcha el plan que había preparado apenas unos segundo antes de entrar. Recombinación génica: del suelo emerge un roble de colores metálicos, mientras que las raíces se extienden, planas, como hojas de papel, dejando el suelo oxidado y lleno de grietas y rotos. Las balas de agua chocan contra el árbol, creando un repiqueteo metálico que se les mete en la cabeza.
-          ¡He creado una especie de árbol que solo necesitas asimilar metales pesados para crecer!- dice Tebas gritando - ¡Un ser vivo inviable de cualquier otra forma!
Mientras tanto, Jericó y Edfu han llegado a un punto muerto. Mientras Edfu corre alrededor lanzando las flechas vectoriales, Jericó crea paredes de mármol para protegerse. Jericó grita, harta.
-          ¿Has visto alguna vez una rosa de mármol? – dice mientras en sus manos varias capas de mármol se solapan para crear una gran amalgama que se parece a una rosa.
Jericó utiliza una gran cantidad de aura para lanzarla hacia Edfu. Pero ella simplemente toca el suelo con dos dedos y se mueve unos pasos hacia atrás. Cuando la rosa de mármol llega a apenas unos centímetros de ella, cambia la trayectoria y vuelve a toda velocidad hacia Jericó. Esta, aunque muy sorprendida, consigue reaccionar a tiempo y crear otra rosa exacta para que chocara contra la otra.
-          Es muy iluso pensar que mi poder es crear solo vectores en 3D – dice Edfu mientras levanta la mano y diez flechas empiezan a dibujarse sobre sus dedos -. Los vectores en 2D me permiten crear cambios de trayectoria. Y mira.
Jericó observa asustada como todo a su alrededor, suelo, techo y paredes, está lleno de vectores en 2D. Una trampa vectorial. Al momento, Edfu dispara los diez vectores, al principio, en trayectorias raras, pero al chocar contra las flechas dibujadas, cambian de trayectoria y convergen en Jericó. Esta, rápidamente crea un búnker de mármol. Aunque las flechas se desvían al chocar contra él, no desaparecen y siempre vuelven sobre un vector en 2D para volver sobre ella. Y con cada impacto, un poco de mármol se rompe.
Edfu coge aire con fuerza mientras pone su brazo derecho en posición, y con el izquierdo lo sujeta: esa batalla debe ser rápida. No obstante, debe recalcular varias veces los parámetros porque… ¡El suelo se está torciendo!
Una gran sonrisa se dibuja en su rostro. Esos dos lo han conseguido, el barco se está escorando porque tiene una brecha. Pero no se detiene, aunque ese vector se desvíe un poco, el resultado será igual. Una flecha gigante, de cantidades inhumanas de aura sale de su brazo.
Jericó no lo ve ni venir, estando como está atrapada en la trampa vectorial. La flecha arrasa con todo: con el búnker de mármol, con ella misma, con las paredes… incluso el resto de vectores cambian su trayectoria para seguir el de ese gigante. El proyectil es tan fuerte que revienta la pared y abre un gran boquete al aire libre.
Pero Edfu no se detiene: crea un vector hacia el hombre sentado. Sin embargo, este la mira con desdén y dice:
-          Hefestos
Un hombre vestido con una armadura completa de metal emerge a su espalda. Las manos de este nuevo avatar se expanden y se juntan para formar un gran escudo donde el vector simplemente choca para desaparecer.
A apenas unos cien metros, Menfis tiene atadas su mano izquierda y su pierna derecha en dos cadenas hacia Sagunt. Menfis intenta con todas sus fuerzas que Sagunt no la lance despedida, ya que otro golpe así la dejaría fuera de juego.
-          Te vas a enterar, idiota – dice Sagunt.
Menfis sonríe con mucho esfuerzo por la presión de las cadenas.
-          Hablas muy mal.
Dice mientras dispara con su mano derecha al aire. La bala desaparece.
-          Eso no me afectará – grita Sagunt riéndose -. Pagareis por…
-          ¿Por Jericó? – dice Menfis - ¿Sabes? Vas a caer por el mismo error que ha cometido ella: no contemplar todas las variables.
Tebas emerge al lado de su cabeza. En su palma derecha emerge un largo y fino arbolito que le ha absorbido casi todos los nutrientes, que se encuentra aún más débil y flaco que de normal. Mientras habían estado atrapados por la lluvia de Poseidón, habían ideado ese plan. Y gracias al apoyo de Edfu, lo están llevando a cabo.
El arbolito restalla con fuerza sobre la cabeza de Sagunt. El tronco no se rompe, es demasiado elástico. Lo que si se rompe es la concentración de Sagunt, al mismo tiempo que una línea de sangre le emerge en la mejilla. La bala, como si se formara de aire, aparece ante sus ojos y le atraviesa la cabeza de parte a parte.
-          Artemisa – dice el señor de la silla con una ligera furia, para desesperación de Tebas, Menfis y Edfu, que no tienen tiempo para descansar.
Al momento, la representación de una Artemisa de Éfeso emerge sobre la cabeza del viejo. Pero a diferencia de la obscena estatua normal, esta tiene cinco pares de brazos, y en cada uno de ellos hay un arco cargado.
-          Adiós.
El tiempo se ralentiza y en apenas unos segundos, el barco se sacude con fuerza, como si chocara con algo. Las flechas salen volando y se dispersan sobre diferentes sitios.
-          ¿Qué coño ha pasado? – grita el señor en vano, ya que no le quedan subordinados cerca.
Sin embargo, es Edfu la que lo ve todo a través del agujero en la pared que ella misma había hecho. Es todo. Las olas, la espuma, la muralla… Toda la mar.

-          Hielo…

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