Hoy,
como todos los días, he descubierto algo, aunque mejor dicho, he acabado de
comprobar una cosa. Es algo que lleva bastante tiempo royéndome la conciencia y
haciéndome pensar. Hoy me he dado cuenta que las personas tenemos más facilidad
de olvidar a aquellos que nos ayudan que aquellos que nos hacen daño. Y es que
a estos últimos incluso les hacemos un hueco especial en nuestras mentes, despreciándoles
y odiándoles como si se merecieran tal malgaste de energía.
Pero dejemos
aparte estos últimos. Yo estoy más preocupado por los primeros. Esas personas
que sin darte cuenta siempre están a tu lado y cuando pueden te prestan su
ayuda, pero tú, o yo también, no soy una excepción, ignoramos. Estas personas
acaban por ser usadas como vulgares objetos, se sienten como consultorios de
dudas extremas o como segundos platos, personas a las que acudes solo porque no
hay nadie más para hablar.
Es horrible
ver a una persona ser usada, y me da igual que la otra persona la use de forma
voluntaria o involuntaria, ninguno se libra de la culpa, es como, aunque me
acusen de demagogo, el que mata con o sin intención, ha matado y punto, y las
leyes lo recogen, pese a que muchos se las pasen por el forro.
Pues bien,
estas personas que sufren esta manipulación, por desgracia, suelen ser personas
que saben que están siendo usadas y les daña. No obstante, se niegan a detener
tal abuso, ya que, o quieren de forma especial a esa persona o tienen una baja
autoestima y necesitan un poco de aceptación para sentirse bien. Un error, ya
que el remedio es peor que la enfermedad.
Pocas
veces escribo cosas para un receptor en concreto, pero esta vez sí. Si por
suerte esto es leído por alguien que está o cree que está usando a una persona
para su propio beneficio, ya sabes lo que tienes que hacer. Si en cambio, este
texto cae en manos de una persona que sufre manipulación voluntaria o
involuntaria, te pido que abras los ojos. Si esa persona a la que crees
complacer no repara en ti, no vale la pena seguir detrás de ella, nadie se merece
verte arrastrado. Todos tenemos derecho a ser queridos, y si esa persona que
crees especial no es capaz de verlo, abandónala, que como ya lo dijo Oda, nadie
nace solo en este mundo, y algún día encontraras amigos que si te merezcan.
Sé por
experiencia que dar ese paso es muy difícil, que cuesta horrores y en el
momento que lo has dado te sientes hundido y perdido. Pero no desesperes, de la
misma forma que cuanto más alto más fuerte es la caída, cuanto más abajo más esplendida
será la remontada.
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