dijous, 18 de febrer del 2016

Atrapados

La humanidad, la gran y basta humanidad, toda concentrada en una gran Sociedad, o mejor dicho, muchas sociedades que acaban formando una gran Sociedad. Aunque la verdad es que todas esas comunidades diferentes acaban por ser la misma, todas muestran como es el ser humano, lo que pasa es que unas muestran unos aspectos y otras muestran unos completamente distintos. Eso es la Sociedad, un cúmulo de todos los aspectos humanos llevados hasta infinitos extremos.
Bien, la Sociedad es una cosa buena, hace que las personas interactúen entre ellas y que los diferentes sistemas políticos, económicos, comerciales, culturales… funcionen. En suma, la Sociedad es algo necesario, sin ella, no habría humanidad.
Ahora bien, el problema es que la gente no ha sabido encauzar la sociedad de la forma correcta. Ya no solo hablamos de las desigualdades, las discriminaciones y la bajeza moral, que son su peor cara. No, el problema de la Sociedad es que es como una especie de trampa, como una Venus atrapamoscas que espera que nos posemos en sus fauces para cerrarlas y digerirnos lentamente. Nos controla para no dejarnos escapar nunca. Quieras o no, siempre acabas contribuyendo a un mundo mejor. Otro inconveniente de la Sociedad es que siempre nos impulsa a hacer algo, siempre nos obliga a seguir adelante, queramos o no. Crece, aprende, estudia, trabaja, compra, adelgaza, vota, participa, disfruta, jubílate… Siempre esta ordenando. Y vale que se necesite de esa colaboración para poder mantener la Sociedad y los diferentes sistemas, pero al final todo se lleva a niveles insostenibles para muchos. Estrés, ansiedad, depresión, suicidio… Este tipo de trastornos son cada vez más comunes en las personas, y cuando más occidentalizado este alguien, más le afectan. Cuando te has querido dar cuenta, la Sociedad se ha cerrado sobre ti mismo y te has convertido en meros nutrientes para mantenerla viva. Y después, como un desecho, te expulsa y te obliga a la inactivación. Toda la vida obligando a trabajar y a luchar para acabar en la inactividad casi total. Por lo menos sigue “manteniendo”.

Siempre queda intentar escapar de este sistema, pero claro, sino trabajas para la Sociedad, trabajas contra ella, por lo tanto, acabas sumido en la discriminación y en el olvido, como ya he dicho, la peor cara de la Sociedad. Y es que al final del todo, el problema no es la Sociedad, ni siquiera los diferentes sistemas. El problema son las personas, somos nosotros. Como dijo un profesor mío: el sistemas no es corrupto, son corruptos quienes lo dirigen.

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