La humanidad, la gran y basta
humanidad, toda concentrada en una gran Sociedad, o mejor dicho, muchas
sociedades que acaban formando una gran Sociedad. Aunque la verdad es que todas
esas comunidades diferentes acaban por ser la misma, todas muestran como es el
ser humano, lo que pasa es que unas muestran unos aspectos y otras muestran
unos completamente distintos. Eso es la Sociedad, un cúmulo de todos los
aspectos humanos llevados hasta infinitos extremos.
Bien, la Sociedad es una cosa
buena, hace que las personas interactúen entre ellas y que los diferentes
sistemas políticos, económicos, comerciales, culturales… funcionen. En suma, la
Sociedad es algo necesario, sin ella, no habría humanidad.
Ahora bien, el problema es que la
gente no ha sabido encauzar la sociedad de la forma correcta. Ya no solo
hablamos de las desigualdades, las discriminaciones y la bajeza moral, que son
su peor cara. No, el problema de la Sociedad es que es como una especie de
trampa, como una Venus atrapamoscas que espera que nos posemos en sus fauces
para cerrarlas y digerirnos lentamente. Nos controla para no dejarnos escapar
nunca. Quieras o no, siempre acabas contribuyendo a un mundo mejor. Otro inconveniente
de la Sociedad es que siempre nos impulsa a hacer algo, siempre nos obliga a
seguir adelante, queramos o no. Crece, aprende, estudia, trabaja, compra,
adelgaza, vota, participa, disfruta, jubílate… Siempre esta ordenando. Y vale que
se necesite de esa colaboración para poder mantener la Sociedad y los diferentes
sistemas, pero al final todo se lleva a niveles insostenibles para muchos. Estrés,
ansiedad, depresión, suicidio… Este tipo de trastornos son cada vez más comunes
en las personas, y cuando más occidentalizado este alguien, más le afectan. Cuando
te has querido dar cuenta, la Sociedad se ha cerrado sobre ti mismo y te has
convertido en meros nutrientes para mantenerla viva. Y después, como un
desecho, te expulsa y te obliga a la inactivación. Toda la vida obligando a
trabajar y a luchar para acabar en la inactividad casi total. Por lo menos
sigue “manteniendo”.
Siempre queda intentar escapar de
este sistema, pero claro, sino trabajas para la Sociedad, trabajas contra ella,
por lo tanto, acabas sumido en la discriminación y en el olvido, como ya he
dicho, la peor cara de la Sociedad. Y es que al final del todo, el problema no
es la Sociedad, ni siquiera los diferentes sistemas. El problema son las
personas, somos nosotros. Como dijo un profesor mío: el sistemas no es
corrupto, son corruptos quienes lo dirigen.
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